viernes, 7 de mayo de 2021

Sandra Brunelli

  .  

 



   La tarde que fui hasta la iglesia a depositar las cenizas de mamá en el cinerario, mi hija me pidió un Cabify. El chofer se identificó como Gabriel. Tengo por costumbre prestar especial atención a los nombres de las personas, porque estimo que confieren un mensaje sobre quiénes son y qué papel juegan en nuestras vidas. Creer o reventar... Lo cierto es que Gabriel era un venezolano que había malvendido sus propiedades y sus autos para escaparse del infierno y venirse al purgatorio, lo cual le permitió rescatar a su familia de contrabando. Yo no estaba para charla, pero este ángel me daba la lata de todas formas. 

- ¿Se dio cuenta Usted, Señora, de que esta avenida es parisina?






¿Parisina...? -, pensé yo, que vestía las prendas de mi madre muerta hacía tres meses, prendas que otros que creí, por años y años, que eran mi familia,  decidieron que eran las que me tocaban, y estaba hecha un manojo de nervios. Ya la ceremonia del crematorio había sido un esperpento, una vergüenza para la digna memoria de la pobre Adela Carmen, a quien siempre los que decían amarla la llamaron "Lela". Mi madre había estado enferma de cáncer durante tres largos años, pero el último tratamiento había sido usado a modo de experimentación. Ya tenía varios órganos vitales tomados por el maldito cáncer. Yo expresé mi rechazo a la idea de que continuara haciendo tratamientos, que, a esa altura, resultaban aún peores que la enfermedad de base, pero, como siempre, nadie me había escuchado. Y siguieron hablándole, como si de verdad fuera "lela", de manchitas en los pulmones, en el hígado y en los huesos de la cadera. Se resistía a usar bastón o andador, y seguía cocinando, manejando utensilios de cocina, fregando platos, cocina, pisos y bañadera, hasta que un día ya ni supo dónde había dejado los trastos de limpieza. Yo la visité una tarde de jueves - mi día libre de las clases- , me quiso hacer un café en su Volturno, y no pudo desarmarla. Me alarmé. Pedí turno con su oncólogo, y tuvimos una consulta virtual. A esas alturas de la pandemia, te echaban flee de todos lados a menos que estuvieras azul por falta de aire por COVID. Con mi esposo la llevamos una mañana de sábado a hacerse un scan de cerebro y tórax, y los médicos me permitieron pasar con ella, pero lo que no permitieron fue que la llevara a casa de vuelta. Su cerebro estaba seriamente inflamado, y debió quedarse internada. Allí comenzó el último calvario: entró en una espiral descendente abrupta, hubo que comprarle pañales, aprender a cambiarla e intentar prepararla para la muerte, contra su propia voluntad de aceptar lo inevitable y el criterio médico de los médicos de la familia, y dentro del marco de lo que se decidió que debía ser una internación domiciliaria para que muriera en la cama donde nos había concebido a mi hermana y a mí: un disparate vergonzoso al que no pude oponerme porque me tenían de rehén por no claudicar hasta al final en salvar el alma de mi amada madre. Hice lo que pude contra toda la resistencia del resto de los miembros de la familia, que me tildaban de imbécil o de esotérica: le ponía música de una playlist que creé para ella, entre caricias con emulsiones y fragancias que escogía especialmente para mimarla, le batía crema de leche con azúcar porque ya no podía ni comer sola aquellos merengues que tanto le gustaban, ni sus sanguchitos de miga, ni sus medialunas de grasa o de manteca, ni sus tostadas con manteca, y rezábamos juntas y canturreábamos canciones lindas, porque, a pesar de que ya no recordaba ni mi nombre, las oraciones y canciones que había aprendido de muy chiquitita y que me había enseñado ella a mí, su primogénita, sí las recordaba y sí que las gozaba. Creo que fui la persona que mas la hizo reír en toda su vida, aun enferma y moribunda.



La Avenida del Carril tiene un cierto aire parisino, ahora que lo pienso, ahora que puedo empezar a pensar mas claro. Es amplia, arbolada y elegante. Y en su confluir con la calle Artigas, está emplazada la Parroquia que ella había elegido para bautizarnos a sus hijas, y fue donde finalmente, contra toda resistencia paterna y carta documento mediante, hice unos breves trámites para darle lo que entendía como digno descanso a sus cenizas, que, hasta entonces, habían estado depositadas en el cuarto de mi padre, primero, sobre la cama donde había expirado mi pobre madre sin contar con mi presencia, luego sobre la mesa de luz, y al final dentro del vestidor, en una urna de madera ungida por el mismo aceite de mirra que yo misma había bendecido y con el cual la había ungido a ella la mañana en que la encontré agonizando ruidosa y lastimosamente, sin que se me permitiera aplicarle el rescate de morfina prescripto para el momento por la médica tratante, cuyo nombre era Gabriela... Otro ángel.

Pasado aquel último tormento ceremonial en el cual no hubo lágrimas ni abrazos entre sus deudos, sino dardos, un tormento que le dio paz a los restos de mi madre y algo mas de paz a mi alma atormentada, volví y vuelvo varias veces a visitar el cinerario. El ritual sigue siendo el mismo: llevo música escogida para ella, velas perfumadas, palo santo y plantitas que le dejo junto a las ofrendas florales de los deudos de sus vecinos unidos en el polvo de la urna comunitaria. Yo ne sé si a mi madre le hubiese agradado la idea de que sus restos hechos polvo se fundieran con el polvo de desconocidos. No era tan sociable... Pero fue lo mas honroso que se me ocurrió exigir hacer para cumplir con la última obra de misericordia que correspondía: enterrar a los muertos.


Y fue en una de esas escapadas a visitar los restos de mi madre cuando, de pasada por Del Carril y Nazca - mi París aquel mediodía de pandemia desocupado - , pispeé para adentro en un garaje devenido en vivero. Entró antes que yo una señora sesentona a pedir alegrías... Yo compré una plantita de la cual ni me molesté en averiguar el nombre, solo sé que tiene flores, esas flores que le pedí a Santa Teresa de Lisieux que me regale para lograr superar el duelo de perder a mi madre y a mi suegro por COVID en el lapso de diez días en plena pandemia 2020, sumado al corte de amarras que decidí hacer con mi padre y con mi hermana y su familia, por cuestiones muy pesadas que no vienen al caso, y que ellos continuarán negando. 

Estaba por pagarle a la dueña del emprendimiento, y me sentí tentada de preguntarle si era muy complicado este asunto de montar un vivero en casa. Entonces me contó su historia.

- Mirá... Resulta que yo trabajaba para el Banco Itaú hacía añares, pero cuando mi mamá se enfermó, pedí licencia y

Hubo un corte, un quiebre en su voz endeble.

- Sí, ya sé, no me digas nada, te despidieron...

Se nos nublaron los ojos  en sincronía. Es que, no por casualidad, ese día y esa hora nos habían reunido allí, en la París porteña del tango que mi madre amaba y bailaba como las hembras argentinas bien nacidas, entre árboles y plantas. Yo acababa de recibir el telegrama de despido del colegio de monjas donde trabajaba, por el mismo motivo que esta señora de mirada triste y aburrida.

Me contó cómo había empleado su indemnización para montar el vivero, me dio datos de lugares donde puedo ir a buscar buenas plantas y accesorios de jardín a buenos precios, y hasta se ofreció a ser mi socia si me animo. Su nombre es Sandra Brunelli. Otra coincidencia que no es casual: siempre quise llamarme Sandra, vaya a saber por qué, y Brunelli es el apellido de una amiga de la infancia a quien siempre envidié por su pelo rubio largo, su rostro cuadrado como el de la mas bella de Los Ángeles de Charlie, por su silueta y, sobre todo, por su poder de seducción con los chicos de la cuadra, y, a cuya madre, mi vieja - que de lela nunca tuvo nada - también envidiaba, porque la Señora Brunelli era tana, alta, flaca y rubia. Pero esta Sandra que conocí yo, y que cambiará el rumbo de mi historia de aquí en mas, es morocha, como la Morocha de Enrique, mi abuela materna, una leona asturiana, de nombre Nicolasa Leonides, que era cotejada por unos cuántos en su Asturias natal, según me contó mi madrina una semana antes de que conociera yo a Sandra Brunelli, entre champagne y sanguchitos de miga que compró para la ocasión, tal como le gustaba ser agasajada a Adela, su prima hermana, y mi ángel de la guarda que, desde el cielo, me acompaña y me guía de aquí hasta que me reúna con ella, más allá de París, Asturias, Viveiro y Buenos Aires, en los Viveros del Paraíso al que yo la ayudé a entrar.


Puccini: Tosca - Recondita armonia (Stereo)




Y con este relato autobiográfico  

llegamos al fin de 


A boca jarro


Gracias por la compañía 

y los comentarios aquí vertidos 

durante de tantos años 

y tantas entradas!!! 


Los espero en mi vivero ;)!!!


sábado, 1 de mayo de 2021

Smooth Criminal

   

    Caminábamos como los colimbas al caer el sol en dos filas por el parque, haciendo caso omiso del cartel que rezaba "Cada uno en su carril". Habían tapeado las fronteras de la General Paz. Se sentía raro, como volver a los 70, a la dictadura. No se oxigenaba bien ni haciendo ejercicio. Algunos corrían. Ellos fueron los primeros en tener permiso y los llamaron "Runners" en pleno Palermo. Yo ya lo hacía con la consabida bolsita para disimular cuando todavía no se podía, cuadras y cuadras por calles y por avenidas, pero un policía una vez me paró y me preguntó dónde vivía, porque se dio cuenta de que no andaba de compras por esos lares. Otros paseaban a sus perros, y cuando volvían a casa les limpiaban las patas con lavandina. Hubo récord de casos de perros con patas quemadas en las veterinarias de toda la ciudad. Aparecieron miles de arcoíris pintados por los chicos en las ventanas de un montón de casas. Yo intentaba hacer lo que hacía antes de toda esta pesadilla, pero éramos muchos ahora, y entonces me veían... Y se reían. Algunos me aplaudían o me levantaban un pulgar de pasada, hasta de espaldas, cómplices respetuosos de mi rito excéntrico. Había una mina que le daba vueltas al parque en rollers, enchufada a sus auriculares y enfundada en un par de calzas engomadas, y bailaba sobre la bicicenda. Tenía un culo tremendo, y esa levantaba camioneros y ciclistas que la adulaban a bocinazos limpios. 

Yo hacía mi caminata diaria bailada. Con vincha y anteojos de sol, que se me empañaban cada dos por tres, para pasar desapercibida, pero ya no se podía. Éramos demasiados. Éramos un ejercito de almas en el Parque Saavedra deseando al unicornio azul que habíamos perdido en marzo de 2020. 


Y una señora mayor aún mas rebelde y libre que yo un día me hizo señas para que bajara el volumen al taco de mi música. Interrumpió mi encuentro con Jackson, cuya playlist sonaba ya de regreso al auto. Me detuve, me saqué los auriculares de las orejas, y a distancia y por lenguaje gestual, también me habló.

- ¡Te felicito! - me dijo. ¿Te puedo preguntar qué música escuchás?

Y yo me reí detrás de mi barbijo gris y le contesté con esa naturalidad irreverente para con la gente que me nació en pandemia.

 - Si que puede. Eso se puede todavía... ¡Qué no escucho, Señora Mía! Yo nací en los 80... ¡Escucho música! La mejor que jamás haya sido creada.

Y seguí caminando y bailando al ritmo de "Smooth Criminal" por no salir corriendo para tomar la Ruta 3 una mañana para no volver e irme cantando bajito para el campo, como hizo Celeste Carballo allá por el 82, pero sin permiso, sin barbijo y hasta sin auto, bailándome todo con Jackson.



Michael Jackson - Smooth Criminal (Official Video)


A boca de jarro

jueves, 29 de abril de 2021

INVICTUS

 

"INVICTUS" William Ernest Henley  (1849–1903)

Out of the night that covers me,
      Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
      For my unconquerable soul.

Bajo el manto de la noche que me cubre,
Negro cual pozo de polo a polo,
Agradezco a los dioses si es que existen
Por mi espíritu indómito.

In the fell clutch of circumstance
      I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
      My head is bloody, but unbowed.

En las garras de la desgracia
No me quejo ni he gemido.
Bajo el yugo de mi destino
Sangra mi frente, pero en alto permanece.

Beyond this place of wrath and tears
      Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
      Finds and shall find me unafraid.

Más allá de esta prisión de ira y lágrimas
Me acecha el Horror de las penumbras,
Y sin embargo la amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará impertérrita

It matters not how strait the gate,
      How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate,
      I am the captain of my soul.

No importa cuán estrecha sea la puerta,
Cuán cargada de castigos mi sentencia,
Yo soy la dueña de mi destino,
Yo soy la capitana de mi espíritu.





A boca de jarro






martes, 27 de abril de 2021

Tras tu mirada azul


Quiero saber lo qué sentís

Tras tu mirada azul

Te equivocás, te desangrás

Tras tu mirada azul

Tras tu mirada azul


    Podrán decir que tu tren ya se fue

Vos lo dejaste ir

Pero para el qué dirán 

Hay un sueño en tu ser

Tras tu mirada azul


Puede que alguna vez

Intentés sonreír

Tras tu mirada azul

La penosa verdad

Es que a mares llorás

Tras tu mirada azul

Tras tu mirada...

Tras tu mirada azul


Es que el tiempo es veloz

  No te resignes

Aferrate a tu sueño 

 Y concretalo


Porque...

Ya no hay nada en tu haber

Que te va a detener

Si no es tu propio ser

Y yo sé

Que a pesar del dolor

La esperanza aun vive en vos

Tras tu mirada azul

Tras tu mirada...


Vos sabés que la gente...

La gente puede decir

Que tu tren ya pasó

Y lo dejaste ir

Yo quisiera saber

Qué es lo que te pasa a vos

Tras tu mirada 

                                           azul   




Paul Carrack - "Eyes of Blue" - Live



A boca de jarro 

domingo, 25 de abril de 2021

Jaque Mate


                                                                             



"En la vida, a diferencia del ajedrez, 
el juego continúa después del jaque mate."
Isaac Asimov



     Me despertaron en sueños de aguacero repiqueteando en la puerta como peones en protesta. Sentí un vapor helado que me erguía en la cama y calaba hasta los huesos. Húmeda curiosidad, me levantaron en penumbras y en andas me llevaron hasta el cajón polvoriento donde desespera el tablero perfumado de otros tiempos. Con manos ávidas, que alguna vez se ansiaron diestras, las posicionaba en casilleros hartos ya de esperar para abrir juego. La duda, segura, aplazó la jugada preparada y, tal como sucede en sueños, la inspiración tomó el control y dio apertura magistral. Densas en los dedos y, por fin, mías: tramposo contrajuego del dominio estratégico sobre el impulso lúdico, movida natural en mi fluir vital. La luz consciente, como siempre al acecho, me vino a abrir los ojos justo en el mejor momento. Bajé las escaleras, encendí la lámpara, calenté café, fui por algo para anotar y, bien despierta, quise poner en marcha el rito. Se hizo de día. Entonces, como en los buenos cuentos, como aquella noche insomne en la que decidí que sería mi última partida, las palabras, una vez más, me dieron jaque mate.





A boca de jarro

viernes, 16 de abril de 2021

Yo te deseo


Fotografía de

Luis Jalero, Arganda del Rey

Después de muchas otras, he vuelto a recorrer la carretera M-832. Sigue igual que en los años 70 cuando me llevaban de excursión. Lo mejor para un niño con imaginación desbordada. Las monumentales emisoras de Radio Nacional siguen ahí, abandonadas. La de onda corta de 1953 (2) la de onda media (3) el almacén (4) las casas de los empleados de 1944 con sus buzones a la entrada (5 y 6) la casa cuartel (7). Hasta sigue un mojón original de 1941 y el bar, abierto en 1971. Una gran vuelta. Ya lo cantaban Gram Parsons y Emmylou Harris en 1974: 🎤🎼🎸

"Cause I headed West to grow up with the country and I saw my devil, and I saw my deep blue sea. Oh but I remembered something you once told me. Twenty thousand roads I went down, down, down. And they all led me straight back home to you."

#patrimoniovisual #worldarchitecture #thesilentroute #architecture #abandonedplaces #oldtimes #archilovers #archdaily #architectureporn #architecturelovers #abandonedspain #ilovespain #history #road #architexture #lostplaces #carreteras #raw_architecture #1_unlimited #vintagestyle #retro #abandoned_addiction #architecturephotography #travelphoto #archi_unlimited #architecture_view #architecturedaily #architecturedigest #patrimoniocultural


Emmylou Harris moved to tears by First Aid Kit at Polar Music Prize



"Yo te deseo", 
(Sting, 
Las Cárceles Del Alma, 1990)


A solo un paso de Jerusalén

Caminé a solas bajo la luna

Y aunque cientos de estrellas centelleaban

Mi corazón pendía de un planeta distante

En remolinos de abriles lunares

Girando en arcos de pesares

Estoy perdido, sin vos, perdido


Y desde el vientre de los valles

Oí tristes canciones ancestrales

Y a cada paso te pensé

Cada paso, solo vos

En cada estrella, un grano de arena

Los restos de algún océano seco

¿Cuánto mas te espero? ¿Cuánto tiempo?


Aunque mis reinos se desmoronan

Y caen en el mar

Yo te deseo, yo te deseo

Yo te deseo, yo te deseo


Cuentan de una ciudad en el desierto

La vanidad de algún rey muerto

Esa leyenda hoy yace en ruinas

Donde los buitres cantan y los vientos aúllan 

Estas son las obras de la humanidad

La suma de nuestras ambiciones

Que se convertirán en mi prisión vital

Si vos por otro me dejás

Con cada cárcel que llega a acabar 

Mis enemigos quedan en libertad

Yo te deseo, yo te deseo

Yo te deseo, yo te deseo


Y nunca antes de conocerte a vos me sentí tan solo como hoy

Por mas que reclame posesión sobre todo a mi alrededor

Todo es nada para mí

No hay victorias en nuestra historia 

Sin pasión...


A solo un paso de Jerusalén

Caminé a solas bajo la luna

Y aunque cientos de estrellas centelleaban

Mi corazón pendía de un planeta distante

En remolinos de abriles lunares

Girando en arcos de pesares

Estoy perdido, sin vos, perdido...


Y aunque la llave de mi propio fin está en tu poder

Con cada cárcel que llega a acabar 

Mis enemigos quedan impunes

Aunque mis reinos se desmoronan

Y caen en el mar

Yo te deseo, yo te deseo


Mad About You

 (12" Remix)



A boca de jarro

sábado, 10 de abril de 2021

Mi vida toda




Mi vida toda

La pasé buscando

Las palabras que expresen quién soy

Viví para pensar siempre de más

Y no para expresar mi propio yo

Pero siempre intenté entenderme bien

Mi vida toda


Mi vida toda

Pidiendo disculpas

Por aquello que debía hacer

Todo eso que callé hoy vuelve a mí

Ay, si pudiera volver a empezar

Pero siempre estoy llegando tarde

Mi vida toda


Hagámoslo, tomemos algo juntos

Hacé lugar, me quedaré

Hacé lugar, yo ya no tengo rumbo

Con tantos recuerdos por repasar

Y tantas cosas que confesar


Mi vida toda

La pasé buscando

Pero el camino no se deja ver

Me es esquiva la chance de ser feliz

Lo que me importa lo vuelvo a perder

Y aunque se niegue a volver, lo intentaré

Mi vida toda


Hagámoslo, tomemos algo juntos

Hacé lugar, me quedaré

Hacé lugar, yo ya no tengo rumbo

Con tantos recuerdos por repasar

Y tantas cosas que confesar


Oh, sí...


Mi vida toda

Siempre arrepentida

Por no hacer lo que debía hacer

Escuchaba discos mientras él miraba la TV

Lo que nos dimos no nos alcanzó

Y es la memoria con la que siempre cargaré

Mi vida toda



To

PhilCollins

...ButSeriously




A boca de jarro




domingo, 4 de abril de 2021

viernes, 2 de abril de 2021

Aquel dos de abril

   



   Era una mañana gris y destemplada en Buenos Aires. El maldito despertador sonó puntual a las seis y media. Se desencadenó el ritual matutino de cada día: salir del pijama celeste, dejar la tibieza de la cama y meterme en el uniforme verde que se conocía como "la lechuguita" en todo Villa Pueyrredón y aledaños, aunque las malas lenguas decían que el Huerto era el Maipo II, y yo no me enteré de por qué hasta que me fui de viaje de egresados a Bariloche en el 85... Mi vieja me hizo el café y me acompañó hasta la puerta. Caminé las once cuadras que me separaban del colegio con un amanecer pesado despuntando entre los árboles aquel 2 de abril del 82. Llegué temprano y me entregué mansamente a la inspección de entrada obligada: la mirada de la Vice en la puerta, midiéndonos la altura de la pollera y de las medias, la prestancia de la corbata bien ceñida al cuello de la camisa blanca y la presencia del escudo distintivo del colegio de señoritas prendido al pecho. Chichoneamos un rato en el patio con las chicas. Tocó el timbre y formamos, de menor a mayor, yo, la segunda de la fila de Segundo Bachiller. La Hermana Superiora se subió a su taburete, chirrió el micrófono, como todas los días, se puso el disco, ya medio rayado, del Alta en el Cielo, se izó la celeste y blanca, se rezó un Padre Nuestro somnoliento, y la expresión de la monja cejuda y bigotuda cambió, se endureció aún más que lo habitual.

- Señoritas, les comunico que acabamos de entrar en guerra con Inglaterra para recuperar las Islas Malvinas Argentinas. Roguemos a Dios que nos acompañe en esta gesta e ilumine a nuestra patria. Oremos...

Y nos hizo rezar tres Aves Marías al hilo y el Gloria. Se hizo un silencio más frío que el patio de baldosas blancas y negras. No entendíamos nada sobre este tablero de ajedrez. ¿En guerra nosotros, quiénes? ¿Contra quién? Con lo que me gustaban Los Beatles, Queen y el inglés que hacía unos años había empezado a estudiar y ya soñaba con dominar.

-Silencio, por favor, Señoritas. Vayan ahora, por favor, en silencio y orden, a sus aulas.


¿Al aula? ¿Y si bombardean Buenos Aires, y yo estoy acá en el colegio? ¿Sabrán en casa que esto está pasando o será un cuento de la monja?

Fue una eternidad hasta que volví a casa a almorzarme la amargura de mis viejos, a las puteadas contra Galtieri, ese borracho de mierda, está loco, y la Thatcher, omnipotente, hija de puta... ¿Con qué les vamos a hacer frente a los ingleses nosotros, a ver?

¿Se lo llevarán a Malvinas a mi viejo como médico? ¿Y nosotras tres, qué hacemos solas? Fue un día de noche larga e insomne. Días larguísimos y lánguidos, pálidos, sin sol, con vientos de sangre del sur, de noticias triunfalistas y de prendernos a radio Colonia para enterarnos de la verdad, por más dolorosa que fuera. Y se nos hundió el corazón con cada hundimiento en los gélidos mares del Atlántico del Sur. 


Una pesadilla que mi abuelo asturiano, sentado a la mesa con su mate frente a la tele, tratando de digerir una cadena nacional más de tantas - un hombre que nunca había querido a los ingleses, convencido como estaba de que eran unos piratas sin corazón -, declaró, dando un puñetazo sobre la mesa del comedor luego de un discurso del general alcohólico y alcoholizado, que se trataba de una estupidez mayúscula, como todas las guerras sobre las que había leído, y como la guerra que lo había desmadrado de su Asturias natal, condenándolo a la infelicidad perenne del destierro en la Argentina en la que yo nací, la Argentina donde nacieron mis hijos y de la que se quieren ir, la Argentina que quiero ver crecer, pero que que nunca termino de entender por estar sumida en una guerra de ideologías sin darnos cuenta todavía de que tenemos más puntos en común, más "common ground" entre nosotros y con el mundo mas allá de nuestras fronteras - y lo describo tal como aprendí a enseñar a decirlo en el inglés del que siempre he vivido de enseñar y al que amo tanto como a mi lengua madre - tenemos más similitudes y vulnerabilidades en común entre nosotros que grietas. La Argentina que yo amo es una tierra bendecida por Dios en relieves y colores, mares, ríos, sierras, montañas, valles, pampas, glaciares, y, sobre todo, bendecida por mucha buena gente que se levanta cada mañana a las seis y media, y más temprano todavía, para salir a la calle a seguir haciéndola, tal como hice yo aquel 2 de abril de 1982.



Fragile - Sting & Stevie Wonder


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