domingo, 5 de junio de 2011

Recuerdos Imborrables

 

Esta noticia me llamó la atención desde el portal de yahoo.com hace unos días:

Un fármaco podría acabar con los malos recuerdos: estudio

Por Elaine Lies | Reuters – vie, 27 mayo, 2011.

NUEVA YORK (Reuters) - El bloqueo de una hormona implicada en la respuesta corporal al estrés mediante un fármaco podría cambiar la forma en que la gente conserva los recuerdos negativos, indicó un estudio.No obstante, aun no está claro cómo funciona esta sustancia, y si tiene implicaciones para el tratamiento de dolencias como el trastorno por estrés postraumático (TETP), según el estudio, publicado en Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.El medicamento, llamado metirapona, bloquea la hormona del estrés llamada cortisol y ha sido usado para tratar a personas que tienen enfermedades relacionadas con su producción.El cortisol también participa en el almacenamiento y la recuperación de recuerdos, lo que hace preguntarse a los investigadores si ajustar estos niveles podría cambiar la forma en que la gente recuerda acontecimientos pasados.

"Sabemos que (el cortisol) es importante para la memoria", dijo Marie-France Marin, directora del estudio, de la University of Montreal. "Tanto niveles muy altos como muy bajos son malos para la memoria", agregó a Reuters Health. Marin y sus colegas usaron metirapona para impedir que voluntarios sanos produjeran cortisol. Los voluntarios, 33 hombres jóvenes, vieron una serie de diapositivas narradas que mostraban imágenes "neutrales" y otras "emocionalmente negativas" de una joven gravemente herida. Las escenas mostraban mucha sangre y un viaje a la sala de operaciones, aunque al final los participantes sabían que se pondría bien.

Tres días después de ver estas imágenes, los investigadores dieron a los hombres una dosis única de 750 miligramos de metirapona, una dosis doble y un placebo. Luego les pidieron que recordaran tanta información como les fuera posible de la historia que habían visto.
Cuatro días después de esto, se reunieron de nuevo con los participantes y, sin darles ninguna medicación, les pidieron que recordaran de nuevo la historia.
No hubo diferencia en los recuerdos de quienes tomaron una dosis única y de quienes tomaron placebo. Pero en ambas ocasiones, quienes tomaron una dosis doble recordaron menos del componente emocional negativo.
"El hecho de que los efectos de la metirapona aun fueran evidentes cuatro días después, es bastante significativo", dijo a Reuters Health Tony Buchanan, que estudia estrés y memoria en la Saint Louis University.
Los dos grupos que tomaron metirapona recordaron la información "neutral" igual que el grupo tratado con placebo.
Marin y sus colegas creen que una vez que se pidió a los participantes que recordaran la historia, quienes habían tomado la dosis alta de medicación realmacenaron ese recuerdo de una forma diferente y menos emocional, probablemente porque los niveles de cortisol eran menores en ese momento.
Lo que más les sorprendió a los autores es que la memoria permanecía invariable cuando los niveles hormonales volvían a la normalidad, y Marin dijo que su equipo no estaba seguro de por qué sólo afectaba a los recuerdos negativos.
El objetivo de esta investigación sería algo que podría ayudar a tratar el trastorno por estrés postraumático que no se resuelve a través de psicoterapia.
Ahora se necesitan más investigaciones para ver si las mujeres responderían de la misma forma que los hombres, y también estudiar si otras sustancias podrían tener el mismo efecto. La metirapona no está actualmente en el mercado.
"Tenemos que ver si los recuerdos autobiográficos responden a a metirapona de la misma forma o no", añadió Marin.

(Reporte de Elaine Lies; Traducido en la Redacción de Madrid)

  Yo, como siempre, opino: esto me parece espantoso. Aún los peores recuerdos de nuestra biografía humana deben ser guardados, aún el más galopante trastorno por estrés postraumático (TETP), debe ser vivido hasta el fondo y asumido para luego ser superado, y hablo con conocimiento de causa, y sabiendo que no es nada fácil. Pero los recuerdos, tanto los buenos como los malos, deben ser guardados, porque ellos nos hacen ser quienes somos, y están allí, en nuestra memoria, para enseñarnos algo que necesitamos aprender. Del mismo modo que la enfermedad. Me asusta la posibilidad de un mundo tan inhumanamente "higiénico y perfecto" en su absoluta imperfección de ilusiones facilistas...

Esto me recuerda a esa película surrealista que vi y padecí, "El eterno resplandor de una mente sin recuerdos" (Eternal Sunshine of the Spotless Mind), dirigida por el francés Michael Gondry y escrita por Charlie Kaufman, autor también del guión de "¿Quieres ser John Malkovich?". En el "Eterno resplandor...", el personaje principal, interpretado por Jim Carrey, intenta borrar la memoria de una chica, interpretada por Kate Winslet, pero en medio de todo un tratamiento tecnológico de "blanqueamiento de recuerdos traumáticos", el tipo se arrepiente de querer olvidarla, y así comienza una batalla entre su voluntad y la tecnología que lo desborda. Horrible película,en mi humilde parecer, que recuerdo como una pesadilla: fragmentada, reiterativa y tortuosa, como el proceso de eliminación selectiva de recuerdos efectivamente resultaría si se hiciera una realidad posible, más que una excusa argumental para una película formalmente rebuscada que coquetea con la ciencia ficción.



 

No sé, pienso otra vez en el genial Ernest Hemingway. ¿Cuánta fabulosa literatura nos habríamos perdido si Hemingway hubiese elegido "borrar" sus recuerdos de la vida en las trincheras y el romance de su semi-autobigráfico personaje norteamericano Frederick Henry con la enfermera Catherine Barkley, en un hospital para heridos de guerra que termina en tragedia, experiencias que son el nutriente más humano, rico y potente de su novela "Adiós a las Armas" ("A Farewell to Arms"), de 1929, ambientada en la Italia de la primera Guerra Mundial. Es en este hospital de Milán donde Frederick llega con una herida de combate, y donde se sucede un romance deseperado con un desenlace inesperado y trágico, al punto de que la novela llegó a ser censurada en Boston debido a su dureza, especialmente en los relatos de lo que Hemingway vió y procesó escribiendo a través de los ojos de su personaje, Frederick. Hasta para eso sirven los horrorosos recuerdos: para escribir una de las novelas de guerra más geniales jamás escritas.




Otra novela que considero fabulosa, "The Catcher in the Rye" ("El Guardián entre el centeno") de J.D. Salinger, se titula así por estar inspirada en un poema del poeta escocés Robert Burns, quien también narra en poesía un acontecimiento espantosamente traumático:





Robert Burns, 1759-1796, poeta escocés




Coming through the rye, poor body
Coming through the rye, She draiglet a’ her petticoatie.
Coming through the rye

Gin a body meet a body 5
Coming through the rye;
Gin a body kiss a body,
Need a body cry?


Gin a body meet a body
Coming through the glen; Gen a body kiss a body,
Need the world ken?


Jenny’s a’ wat, poor body;
Jenny’s seldon dry;
She draiglet a’ her petticoatie, Coming through the rye.


A través del centeno, pobre chica, A través del centeno,
Arrastraba las enaguas.
A través del centeno.

Si dos personas se encuentran
A través del centeno,
Si dos personas se besan.
¿Tiene alguien que llorar?


Si dos personas se encuentran
A través de la cañada;
Si dos personas se besan,
¿Tiene el mundo que saberlo?


Jenny es una pobre chica empapada;
Jenny casi nunca está seca;
Arrastraba las enaguas,
A través del centeno.



Comin’ thro’ the rye, poor body / Comin’ thro’ the rye / She draigl’t a’ her petticoatie / Comin’ thro’ the rye / Gin a body meet a body / Comin’ thro’ the rye / Gin a body kiss a body / Need a body cry? / Gin a body meet a body / Comin’ thro’ the glen / Gin a body kiss a body / Need the world ken? / Chorus: O Jenny’s a’ weet, poor body / Jenny’s seldom dry / She draigl’t a’ her petticoatie / Comin’ thro’ the rye”.
Cruzando el centeno, pobre cuerpo / Cruzando el centeno / Se le volaba la faldilla / Cruzando el centeno / Si un cuerpo choca un cuerpo / Cruzando por el centeno / Si un cuerpo besa un cuerpo / ¿Tiene un cuerpo que llorar? / Si un cuerpo choca un cuerpo / cruzando por el valle / Si un cuerpo besa al cuerpo / ¿Tiene el mundo que saberlo? El de Jenny es un cuerpo pequeño y dulce / y casi nunca tiene sed / Se le vuela la faldilla cuando cruza por el centeno.

Fuente: http://eltendedero.wikispaces.com/%E2%97%8FSalinger



Espero que las explicaciones sobren para comprender lo que aquí se narra, ¿verdad? También algo espantoso, que cualquier mujer o niña que haya sido forzada a sufrirlo querría olvidar, inspira a un genial escritor norteamericano para crear uno de los personajes más entrañables que millones de lectores atesoramos en nuestra memoria y en nuestro corazón, por su cercanía y complicidad con nosotros, que lo creímos "real" mientras compartimos su travesía por los senderos que lo conducen a "hacerse hombre" a través de la pérdida de la inocencia: Holden Caulfield.







Y conste que sólo apelé a la literatura y al cine para ejemplificar lo aberrante de querer borrar memorias... La vida real nos daría muchísimo mejores ejemplos (Viktor Frankl, Anne Frank, para citar un par no más) pero como espero que esto sólo quede en una fantasía, a lo fantasioso me remito...

El día que nos convirtamos en una sociedad adulta (¿llegará ese día...?), ya no intentaremos más anestesiar nuestros sentidos con fármacos peligrosos como del que se habla en el artículo, u obliterar nuestros recuerdos dolorosos; aprenderemos por fin que ellos nos abren las puertas hacia una vida más plena desde el conocimiento del horror, y las dos caras de nuestra humanidad: la miseria y la grandeza humanas, humanidad que en su TODO logra sublimarlos y convertirlos en crecimiento personal para quienes los transitan, y en legado para los que vienen detrás nuestro.

Dicen que en trance de muerte, el individuo revive toda su biografía, toda su vida, sus luces y sombras: yo no quisiera morirme sin recordar una buena parte de mi vida: los malos recuerdos. Sin ellos no tendría una buena muerte.

A boca de jarro

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