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martes, 18 de marzo de 2014

El sordo



Anciano en pena (En el umbral de la eternidad), Vincent Van Gogh

Se entendían con sólo mirarse. Él sabía exactamente lo que ella iba a decirle apenas salieran del cuarto, y ella, lo que estaba pensando su hermano mayor ante la escena que gravemente contemplaba. Hacía años ya que ambos sabían bien que su padre nunca sería el mismo de antes sin su Perla, por más que ellos hubieran hecho esfuerzos sobrehumanos por consolarlo y acompañarlo desde que su madre murió sorpresivamente aquel verano del 2001.

Cuentan las chusmas del barrio que el sordo, tal como lo llamábamos todos, era pintón, y que andaba de acá para allá con su señora del brazo, los dos bien emperifollados y perfumados. Cuando nos mudamos, Perla ya no estaba, y el sordo era apenas una sombra que salía dos o tres veces por día de su casa. La primera, a la mañana, a barrer la vereda y a cuidar de las plantas del cantero alrededor del árbol en la puerta de su departamento alquilado. La segunda, a comprar comida hecha en la rotisería de Marta. Nunca se las había arreglado para cocinar desde que su mujer murió, y Marta le preparaba lo que le gustaba con poca sal y le daba algo de charla. Esa era toda su comida del día. Por la tarde, salía a dar una última vuelta a la manzana, y luego se encerraba antes de que cayera el sol. Los vecinos de la propiedad horizontal en la que penaba los días se quejaban de que se quedaba hasta altas horas de la noche escuchando la radio a todo volumen. Era evidente que al sordo lo carcomía el insomnio desde que enviudó.

Una vuelta me lo encontré en el supermercado de la china, comprando yerba, azúcar y unos bizcochos para el mate, y me preguntó alarmado si los precios estaban bien. Andaba desorientado con los aumentos de estos últimos meses.

Hace unas semanas me tocó el timbre un mediodía. Con lágrimas en los ojos, me decía, con su característica voz aguda y entrecortada, que se había dejado la llave adentro, mientras un taxi lo esperaba para llevarlo a lo del médico. Me preguntaba si yo por casualidad tendría una escalera y un palo de escoba largo para abrir la puerta desde afuera cuando regresara. Intenté tranquilizarlo, pero continuaba sollozando. El sordo se daba cuenta de que ahora empezaba a hacerle jugarretas la falta de memoria que suele golpear a las personas de edad avanzada.

Cuando regresó, teníamos en casa todos los elementos listos para auxiliarlo, pero entonces recordó que siempre dejaba una llave escondida en una maceta sobre su medianera, y que no haría falta realizar ninguna maniobra extraña para que pudiese entrar. Me agradeció el intento de ayuda estrechándome la mano. Ese fue nuestro último contacto.

Un fin de semana de estos vinieron con un camión a retirar todos sus muebles unas personas desconocidas. Sacaron a la vereda su enorme cama de hierro y la desguazaron a martillazo limpio acá en la esquina, sin piedad. Salieron varias macetas rotas con plantas secas, y finalmente emergieron sus hijos, que se fueron rápidamente sin despedirse ni dar aviso de nada. Poco se los veía venir a visitar a su padre últimamente.

Supongo que al pobre sordo se lo llevaron a algún hogar de ancianos de por acá. Esa misma tarde vino a buscarlo un señor mayor de la vuelta que siempre lo animaba a salir a dar un paseo en su compañía. Estuvo un rato esperando alguna respuesta, pero nadie salió a darle siquiera una explicación. Me asomé tímidamente por la ventana, y le expliqué lo poco que sabía acerca de la situación. Se fue él también, algo cabizbajo y a paso lento, lamentando la pérdida del único amigo próximo a su edad que le quedaba a tiro. Quizás se quedó pensando que la enfermedad siempre nos devela la ineludible realidad: hay cosas que es mejor no oír, y otras que es preferible olvidar.

A boca de jarro

miércoles, 31 de agosto de 2011

Lo correcto de lo incorrecto: para pensar

  

  En el diario La Nación del domingo 28 me encuentro con un pequeño artículo en página 2 del cuerpo principal que me atrae. Se titula:
  
                                               NOTICIAS INCORRECTAS
                                                           La enfermedad 
                                                                mental
                                                              del  poder

  En este breve artículo, escrito por Mariano Donadio, el autor nos invita a pensar, cosa que ya de entrada me gusta, qué hay en común entre Gandhi, Lincoln y Luther King. Tienen unos segundos para intentar adivinar las respuesta antes de leerla si ya no lo han leído: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, ¡tiempo!

  A ver si adivinaron... No, no es que los tres fueron grandes figuras de poder que enfermaron a los poderosos de turno con sus utópicas ideas y justos reclamos, aunque sería una respuesta válida. No, no es que los tres fueron "super héroes", como contestaría un niño, líderes que rompieron moldes, que abrieron caminos, que se la jugaron y perdieron  hasta lo más valioso que se puede jugar, la propia vida, a manos de asesinos, enfermos mentales, aunque eso también sería válido.

  ¿Saben cúal es la respuesta que da el autor que te hace pensar? 
  La respuesta es:

      "que los tres sufrieron de episodios depresivos y trataron 
           de suicidarse en algún momento de sus vidas."
La depresión según Munch.
                                                         
  Yo no habría imaginado ni adivinado. ¡Qué bueno es aprender algo así! ¡Cómo me gusta lo incorrecto de esta noticia, si es que es correcta! Hasta los más fuertes tienen sus flaquezas, sus debilidades y miserias, y eso los hace aún más valiosos, como los superhéroes, que siempre tienen su talón de aquiles... y  de la enfermedad, siempre se aprende algo, siempre se obtiene algo para dar y legar, siempre se sale fortalecido...

  La depresión según Vincent Van Gogh                                   

  Justo la noche antes de leer ésto, vi una película dirigida y protagonizada por Jodie Foster junto a un genial Mel Gibson, "La doble vida de Walter" también conocida como "Mi otro yo" ("The Beaver" en el original en inglés, es decir "El castor"), que presenta a un hombre que sufre de un desorden mental por una depresión cronificada, y, gracias a la ayuda terapéutica que encuentra en un títere castor, termina siendo un éxito masivo de ventas, pero no encuentra en ese títere la salida a su problema mental: por el contrario, el castor, su títere y alter ego en lo que presumo se diagnosticaría como un trastorno de identidad disociativo, o de personalidad múltiple, lo lleva a tocar fondo, y finalmente recibe la ayuda que necesita, y la comprensión y contención de su familia.


                            Trailer de la película http://youtu.be/nemdiuqjdOc

 Al final de la película, se nos invita a visitar el sitio:   www.takepart.com/the beaver, donde el mensaje principal es:
                                     "You Don't Have to Suffer Alone"
                                ("No hay que sufrir en soledad")
 Y se incentiva al deprimido a hablar de su dolencia con un ser querido, a no aislarse y a buscar ayuda profesional y de grupos de autoayuda.  

  Ahora, volviendo a estos tres grandes de la historia, repasemos biografías:

Mahatma Gandhi: "Una vez conseguida la independencia, Gandhi trató de reformar la sociedad india, apostando por integrar las castas más bajas (los shudrá o ‘esclavos’, los parias o ‘intocables’ y los mlecha o ‘bárbaros’), y por desarrollar las zonas rurales. Desaprobó los conflictos religiosos que siguieron a la independencia de la India, defendiendo a los musulmanes en territorio hindú, siendo asesinado por ello por Nathuram Godse, un fanático integrista indio, el 30 de enero de 1948 a la edad de 78 años. Sus cenizas fueron arrojadas al río Ganges."

Abraham Lincoln: "... fue el decimosexto Presidente de los Estados Unidos y el primero por el Partido Republicano. Como un fuerte oponente de la expansión de la esclavitud en los Estados Unidos, Lincoln ganó la nominación del Partido Republicano en 1860 y fue elegido presidente a finales de ese año. Durante su período, ayudó a preservar los Estados Unidos por la derrota de los secesionistas Estados Confederados de América en la Guerra Civil Estadounidense. Introdujo medidas que dieron como resultado la abolición de la esclavitud, con la emisión de su Proclamación de Emancipación en 1863 y la promoción de la aprobación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución en 1865.
Lincoln supervisó estrechamente el resultado de la guerra hasta su fin, en particular la selección de los mejores generales, incluyendo a Ulysses S. Grant. Lincoln movilizó con éxito a la opinión pública a través de su retórica y discursos; su discurso de Gettysburg es sólo un ejemplo de ello. Al finalizar la guerra, Lincoln estableció la reconstrucción, tratando de reunir rápidamente al país a través de una generosa política de reconciliación. Su asesinato en 1865 fue el primer magnicidio en Estados Unidos."

Martin Luther King: "...pastor estadounidense de la iglesia bautista que desarrolló una labor crucial en Estados Unidos al frente del Movimiento por los derechos civiles para los afroamericanos y que, además, participó como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam y la pobreza en general.
Por esa actividad encaminada a terminar con el apartheid estadounidense y la discriminación racial a través de medios no violentos, fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz en 1964. Cuatro años después, en una época en que su labor se había orientado especialmente hacia la oposición a la guerra y la lucha contra la pobreza, fue asesinado en Memphis, cuando se preparaba para liderar una manifestación.

( Enlaces a Wikipedia)  http://es.wikipedia.org
  
 Tres grandes de la historia que además fueron asesinados... ¡depresivos peligrosos queriendo cambiar el mundo! ¡Qué loco! ¿No?







  Y el artículo informa que, si bien los biógrafos han empleado a estos líderes para ilustrar virtudes tales como "la voluntad inquebrantable" y la "superación de obstáculos", un profesor de Psiquiatría llamado Nassir Ghaemi, de la universidad de Tufts, "cree que la locura de los líderes no es un obstáculo, sino la fuente de su poder." Este psiquiatra escribió un libro titulado: "Una locura de primer nivel: Descubriendo los vínculos entre el liderazgo y la enfermedad mental", Penguin Books, 2011.  Explica que: "la locura es una buena guía para los momentos de crisis.(...) en tiempos tranquilos , las personas equilibradas pueden ser buenos dirigentes; pero, en los difíciles, la depresión sabe desenmascarar las ilusiones positivas y detectar peligros reales."

 Habrá que leer el libro y considerar si este profesor de una de las veinte universidades más prestigiosas del país del norte, según la clasificación de 2008 de U.S. News & World Report, le erró al diagnóstico o tiene algo de cordura en sus argumentos, ¿no?

  Finalmente, el autor del breve artículo de La Nación me arranca una sonrisa cuando concluye: 

"Neuróticos somos todos, decía Freud. (...) tenemos derecho de elegir, en la dificultad, de entre todas las demencias, a aquella que pueda guiarnos."

                                
  ¡Yo quiero líderes diagnosticados postmortem como depresivos que tengan un sueño que me levante el ánimo y me haga creer en un mundo mejor cada vez que evoco sus ideales!



 Extracto del discurso famoso de Martin Luther King "Tengo un sueño"

  "Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no es merecido, es emancipador.

Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.

¡Hoy tengo un sueño!
  Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano.

  Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos transformar el sonido discordante de nuestra nación, en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres."



 Alguien diagnosticado como depresivo por un catedrático de la universidad de Tufts para arreglar al mundo, que está loco, loco, loco, por favor!!!

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