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domingo, 19 de junio de 2011

La Palabra es Papá



  Hoy es el día que los comerciantes han elegido como el "Día del Padre" para engrosar sus ventas en un momento del año en el que vienen bien. Este es un pensamiento típicamente paterno para mí, porque mi papá me enseñó a pensar así, y yo, como adulta, descubro cada día que, a pesar de haberle opuesto tanta resistencia como adolescente y joven, y a veces hasta el día de hoy, a las verdades siempre dichas "a boca de jarro" de mi viejo, soy muy como él, por elección personal ,molde y/o falla de fábrica.  
 Gracias a las herramientas de las que dispongo como blogger en mi escritorio, puedo rastrear las "Palabras de búsqueda" que hacen que algunos lectores lleguen aquí. Y una de las razones más frecuentes es la de conocer el significado de la expresión "a boca de jarro". Evidentemente, los diccionarios no resultan tan amigables al usuario como los motores de búsqueda de Internet, y me doy cuenta de que se deben estar decepcionando al no encontrarse con una definición literal, sino con una ejemplo práctico que se expresa en el estilo de lo escrito, en una forma de decir lo que se siente, se piensa y se vivencia, una forma de vivir y de ser que no se elige, o sí, y que tal vez hoy sería tildada de "políticamente incorrecta" por muchos, y que, además, de hecho, nos ha traído, tanto a mi viejo como a mí, algunos problemas en la vida y muchas satisfacciones personales también. Voy a ahorrarles a mis lectores casuales el sufrimiento, y les daré lo que yo descubrí al indagar el significado de la expresión idiomática que elegí como nombre de este espacio de pensamiento sincero e impulsivo, sin tapujos ni remilgos, en mis propias búsquedas:

A boca de jarro
En el uso habitual, este modismo suele emplearse con más frecuencia en la forma apocopada “a bocajarro”, como referencia al nombre del recipiente presente en la frase (jarro), y denota la acción de beber sin tasa y sin medida, aunque también es sinónimo de improvisación, de acción repentina ("disparó a bocajarro"), y en tal sentido se emplea el dicho en sus diversas variantes en el idioma castellano : “a boca de cañón”, “a quemarropa”, lo que es decir, de improviso, inopinadamente, sin preparación ni rodeos.




Bocajarro: 1. Referido a un disparo desde muy cerca. 2. De improviso, bruscamente, sin preparación.(También se dice a boca de jarro).


  Hay muchas expresiones idiomáticas alrededor de la palabra "boca":

a pedir de boca Muy bien, según se desea: nuestros planes salieron a pedir de boca.
abrir (o hacer) boca Despertar el apetito con comida o bebida antes de la comida o al inicio de esta.
boca a boca Sistema de respiración artificial que consiste en aplicar la boca a la de una persona accidentada a fin de insuflarle aire.
boca abajo I Con el cuerpo tendido en posición horizontal y con la cara hacia el suelo: se tumbó boca abajo para que le diera el sol en la espalda. NOTA También bocabajo. II Tratándose de un recipiente, en posición invertida: pon las copas boca abajo para que se sequen. NOTA También bocabajo.
boca arriba I Con el cuerpo en posición horizontal y con la cara hacia el cielo: se tumbó boca arriba para le diera el sol en el pecho. II Tratándose de un objeto, en posición normal: pon las cartas boca arriba, que podamos ver qué juego tiene.
como boca de lobo Muy oscuro: la noche estaba negra como boca de lobo.
con la boca abierta Admirado, sorprendido: cuando le dijeron que le había tocado la lotería, se quedó con la boca abierta.
con la boca chica fam. Con poca voluntad y sin convicción, solamente por quedar bien: dijo que vendría a ayudarnos, pero lo hizo con la boca chica.
con toda la boca En todo: mentir con toda la boca.
de boca en boca o en boca de todos Se aplica a la cosa de la que todos hablan, que es objeto de murmuraciones: el accidente de Ernesto va de boca en boca, todo el mundo habla de ello.
hablar por boca de ganso fam. Decir lo que otra persona sugiere.
hablar por boca de otro Decir una persona las palabras o la opinión de otra persona ajena.
hacerse la boca agua Sentir una persona el deseo de comer algo que ve o imagina y que le apetece mucho: cuando pienso en el gazpacho que hacía mi madre, se me hace la boca agua. 
meterse en la boca del lobo Exponerse a un peligro voluntariamente:
no vayas por esos barrios: eso es como meterse en la boca del lobo.
no decir esta boca es mía Callarse, no decir nada: cuando yo pregunté si necesitabas algo, no dijiste esta boca es mía.
partir la boca fam. Pegar en la cara a una persona: como me insultes, te parto la boca.
quitar de la boca Anticiparse a decir algo que iba a decir otro.
tapar la boca Sobornar a una persona para que no hable.

  Esto es una muestra cabal del enorme poder de fascinación que las palabras han ejercido sobre mi desde que tengo memoria. Y mi primer diccionario fue mi papá. Mi papá me enseñó una tonelada de palabras, es un inventor de palabras, frases y giros idiomáticos graciosos que nos divierten mucho a los que lo conocemos y lo queremos, y que también ahora hacen reír a sus nietos, que parecen seguir la tradición familiar del gusto por las palabras. Mi hija de ocho años no deja de sorprenderme con sus preguntas sobre el significado de una lista interminable de palabras que muchas veces me ponen a prueba, sobre todo cuando se levanta de la cama para volver a mi cuarto una vez concluido el ritual de las buenas noches. Se asoma por la puerta, interrumpiendo mi amado rato de lectura en la cama, y me pregunta "a boca de jarro", cosas como:


"Mami, ¿qué sibgnifica"mutar","interactuar","consumir","exigir","demandar"
"filosofía", "comunidad","segmento","solidaridad","rústica","intrépido",
"sofocante"?

  En cada caso, trato de esbozar una definición coherente, a pesar del apuro que tengo porque vuelva a su cama y ya me deje de una buena vez ... leer mi libro, pero se asoma nuevamente, para agregar:

"OK... Ya entendí." O: "Genial, má." O:  "Sí, ya sé." O:  "Aham. Buenas noches."
  La del otro día, por ejemplo, fue genial. Estábamos cenando su platillo favorito: espaguetis. Y ella estaba sirviéndose más de la fuente, cuando su plato aún rebalsaba de fideos, antes de que su hermano de trece se los devorara como suele hacer últimamente. Mi esposo le dijo:
     "¡Por favor, hija, no seas "angurrienta!"
      A lo cuál, ella, muy académicamente, contestó:
     "¿Me podrías explicar más específicamente lo que sibgnifica "angurrienta"? 


Y siguió sirviéndose de la fuente con la elegancia manual que la caracteriza, es decir "con los dedos", y sin culpa alguna, ni por "angurrienta" ni por "ordinaria", epíteto sobre el cuál también consultó significado.
  Desde ya, estas cosas yo las anoto, como anoto también palabras que mis alumnos inventan en inglés siguiendo una lógica morfológica en la que la lengua les falla, pero que resulta creativa, y signo de que andan por buen camino en la adquisición del idioma. Yo las llamo "macaniations", y ellos se ríen, y estoy segura de que desearían que yo publicara un diccionario con todas ellas. Y lo haría encantada : sería un gran éxito de ventas, aunque a los ingleses no les gustaría nada. 
  Este amor por las palabras se lo debo a mi papá. Mi papá no es ningún improvisado: estudió y leyó mucho. Tampoco es un tipo sin opinión, muy por el contrario: opina mucho, fundamentada y vehementemente, sobre muchos temas de su interés, así como también descarta de plano otros que no lo son. Fue la primera persona en regalarme un diccionario "LAROUSSE DE LENGUA CASTELLANA", libraco que quedó reventado del uso y abuso que de él hicimos mi hermana y yo. Fue quien me regaló mi primer diccionario bilingüe, "COLLINS, ESPAÑOL-INGLÉS, INGLÉS-ESPAÑOL", tapa dura los dos libros, y que me dió los mangos para comprarme otros que aún están en mi biblioteca como los pilares de mi tarea cotidiana cuando costaban una buena ponchada de pesos, o australes, o vaya a saber qué moneda. Hasta fue quien me compró en un viaje, con su entonces rudimentario pero luego mejorado inglés, el único diccionario electónico bilingüe que tuve, una joyita que adoré, y que hasta hablaba, pero que dejó de funcionar.

         Mi papá es el verbo y yo me hice carne

   ... parafraseando con todo respeto por la hondura de las implicancias místicas de la referencia a esta soberbia cita Bíblica de Juan, el discípulo amado por Cristo, y tal vez el más dotado para la lengua y el de mayor vuelo literario. 
   Mi viejo es médico, y trabajó mucho curando personas. Lo hacía muy bien: la gente lo buscaba, pacientes y colegas por igual, para pedirle su visión de las cosas, y él no se andaba con rodeos, aunque no daba malas noticias "a bocajarro", es decir, sin fundamento o sin tacto cuando esto se imponía por la magnitud de la situación. Se especializó en corazón, es decir, es cardiólogo, y se quemó las pestañas estudiando hasta cuando yo era grande, cuando hizo un curso de noche para acceder a un cargo jerárquico en el hospital donde ejerció toda su vida, y así poder dejar de hacer guardias "a bocajarro", a destajo, que ya le pesaban, naturalmente. Sobre el final de su carrera, mi papá le puso el pecho a una operación de corazón, un triple bypass, "a bocajarro": lo abrieron como un pollo, y anduvo como pollo mojado por un largo tiempo. Ahí el jarro cambió, sobre todo el tamaño de la boca del jarro, y estábamos todos un poco desconcertados... Se hizo más sensible, se dió cuenta de la magnitud de lo que esta vez le había tocado a él "del otro lado del mostrador", como él mismo dice, y tuvo la valentía y la férrea disciplina de hacer lo que todo buen paciente tiene que hacer para sobrellevar una enfermedad incurable, que lo acompaña hace catorce años: nacer de nuevo, cambiar radicalmente su estilo de vida, cerrar su amado consultorio y cuidar ante todo su salud, para seguir cuidando de todos nosotros. Y en esa lucha sigue.
  Anteanoche leí por fin un artículo que me recomendó una ex-alumna con la que tenemos pendiente un café, y que justamente es otra fanática del diccionario. Vale me recomendó de la revista Orsai, que finalmente adquirí, un artículo escrito "a boca de jarro" acerca de lo que es "en verdad", no en la propaganda de Huggies, la paternidad bien ejercida, escrito por Santiago Roncagliolo, titulado"Educando al extraño", Orsai, Segunda Edición, páginas 172-180.

 Me quedo con algunas perlitas que subrayé en el artículo, que pueden leer en su versión digital. Y lo comparto hoy porque creo que está muy bien que exista el Día del Padre, que celebremos la figura paterna que a veces siente que solamente está desempeñando el rol de proveedor material en la crianza, cuando, en verdad, su presencia, su mirada, y, ante todo, SU PALABRA, es fundamental para los hijos, quienes gracias a LA PALABRA PATERNA bien dada logramos ir siempre un poco más allá.
  Está muy bien que engrosemos los bolsillos de los comerciantes padres para comprarles regalos al nuestro. Y está muy bien también que lo recordemos si no lo tenemos cerca a través de LAS PALABRAS, por esos viajes de la vida que a veces nos alejan aunque no nos lo quitan.
Santiago Roncagliolo lo pone muy bien EN PALABRAS:

"La paternidad es el ejemplo más patente de lo inútiles que somos los hombres. Nuestra participación en la gestación toma cinco minutos, probablemente robados al intermedio de un partido de fútbol, después de los cuales nuestra presencia se vuelve irrelevante. Tras el nacimiento, el bebé tiene una relación física con su madre: responde a su tacto, a su olor, a su voz. Pero el padre, ese despojo de la naturaleza carente de tetas, tiene poco que ofrecerle. Su función se limita a comprar cosas en la farmacia y tratar de que la madre lo lleve lo mejor posible.
El padre va entrando en escena conforme el niño comienza a comunicarse, y sus relaciones interpersonales ya no dependen del contacto físico. La primera manifestación de respuesta a estímulos externos es la risa. Rápidamente, le siguen los balbuceos, después las palabras y, al final, las estructuras gramaticales."
                                 

  Y ahí es desde donde mi papá comenzó a ser LA PALABRA para mí, como lo fue Santiago Roncagliolo para su hijo , que en su bella, realista y masculina descripción de su primera experiencia de paternidad sólo falla, en mi humilde entender, en darse cuenta de que PAPÁ es risa y palabra, y también contacto físico, olor, caricia, besos, abrazos, voz y rostro conocido y adorado por el bebé, en tanto el PAPÁ se corra del estereotipo de varón mal entendido y se anime a ser "teta" para su hijo, a través de una simple mamadera tibia y brazos. Pero su hijo se lo hará saber algún día seguramente, como lo hago hoy yo con mi papá, y mis hijos con mi esposo. Y yo, igual que el varón Roncagliolo, siento que tuve una relación tirante con mi viejo, precisamente por que tengo muchos rasgos de él: mi frente, mis cejas, mis lunares, la delineación de mis arrugas insipientes, mi constitución física, mi carácter, mi gusto por la actividad física, por el baile, por LAS PALABRAS, y mi vocación por vivir "a boca de jarro".
  Y anoche leí algo de este libro tan rico y tan arduo de leer, "La enfermedad como camino", que también ya cité en entradas anteriores, porque hay enfermedad en los árboles más añosos y fecundos de nuestra familia: los padres ya abuelos. Y la estamos luchando juntos, como mejor nos sale, como familia toda.       Anoche leí algo que quiero regalarle a mi papá tanto como a mí misma. El libro se asienta sobre la idea de la polaridad Jungiana, que es Taoísta en origen, y sus germánicos autores denominan "ley de principio complementario", de acuerdo a la cual, como diría mi viejo, "todos somos bipolares", o como dicen ellos:

"(...) cada parte contiene el todo (pars pro toto). Por algo dijo Jesús: "¡Lo que hiciereis al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hacéis!" Teóricanente, la idea es simple, pero su puesta en práctica es ardua, por lo que el ser humano se resiste a aceptarla. (...) el ser humano no puede estar completo, es decir, sano, mientras se inhiba, mientras se resista a admitir algo en su conciencia. (...)
En este universo no hay nada que no tenga razón de ser, pero hay muchas cosas cuya justificación escapa al individuo. En realidad, todos los esfuerzos del ser humano sirven a este fin: descubrir la razón de ser de las cosas - a esto llamamos tomar conciencia- pero no cambiar las cosas. No hay nada que cambiar ni que mejorar, como no sea la propia visión.(...)
Sabiduría, plenitud y toma de conciencia significan: poder reconocer y contemplar todo lo que es en su forma verdadera."

"La enfermedad como camino", Thorwald Dethlefsen & Rüdiger Dahlke, Debolsillo clave, (pág.45-47).

                                         ¡Feliz día a todos los padres!
 
*Papá: "Pars pro toto", nunca mejor dicho. Esta bella pintura de Vincent Van Gogh, "Café de noche", de 1888, que te regalamos en la enfermedad, como un rompecabezas para armar, la vás a descular: pero el hondo misterio del Todo y de la Vida, es el misterio que tenemos que ACEPTAR y al que nos debemos entregar confiados en las manos de la FUENTE DE LA VIDA, que es nuestro PADRE DIOS.


"HAVE I TOLD YOU LATELY THAT I LOVE YOU?"     
¡TE QUIERO, PÁ!

   
 A boca de jarro             


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