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lunes, 30 de mayo de 2011

Cumplir cuarenta y tres años...


                                                                       
   Hoy mi esposo cumple 43 años. ¡Qué hermosa edad! ¡Qué buena década son los cuarenta! 
Mejor me voy autoconvenciendo, porque yo los cumplo en exactamente un mes...

   Hay ciertas cosas que yo noto desde mi óptica femenina que un hombre descubre cuando pisa y pasa el umbral de los 40, y cuando uno los cumple con profundo acuso de reviso, a saber:

*Todo el cuerpo te empieza a avisar a través de dolores y otras yerbas que tenés que andar más despacio, y, como mi admirado Rolando Hanglin dice (a quien mi marido también escucha, y lo hace reír y pensar  mucho con "El gato y el zorro" mientras los sintoniza a él y al genial Mario Mactas de regreso del trabajo por la Panamericana), "Yo nunca estoy apurado, y por eso el zapallo me camina muy bien". Se intenta vivir menos apurado, y no emputecerse tanto por, por ejemplo, el tránsito...

*Aunque intentas vivir más despacio, el afuera se impone vertiginoso, y tenés menos tiempo para las cosas que más querés hacer. Igualmente, cuando finalmente te hacés tiempo para hacerlas, te das cuenta de que cinco o quince minutos bastaban, a lo sumo, media hora, entre pitos y flautas...

*Por lo tanto, seguís intentando vivir menos apurado, porque ya sabés de memoria que al millón de dólares había que llegar antes de los cuarenta, y vos, a estas alturas, te conformarías con poder ahorrar un puchito para cuando te jubiles...

*Descubrís que se te cae el  pelo de la parte del cuerpo que más te interesa salvaguardar, "el zapallo", y que te empiezan a salir pelos en relación directamente proporcional a los de los lugares de donde se te caen, lugares totalmente indeseables, por ejemplo, de las orejas, de la nariz, por sobre la línea delgada que solían ser tus cejas. Y la perseguís a tu mujer, que se está quedando benditamente chicata, para que te los saque, pinza de depilar en mano...

*Como ves lo horrible que queda tu mujer con la tintura puesta cuando se le ocurre la espantosa locura de hacérsela en casa, te resignás a llevar tus canas con total y absoluta dignidad...

*Ya no te hacés tanta mala sangre cuando tu equipo de fútbol pierde, porque ya te diste cuenta de que el fútbol es un negocio que enriquece a algunos afortunados, más que una pasión de multitudes que alegra a millones... pero seguís mirando todos los partidos como el mejor.

*No sólo eso. Además, hacés cuentas para ver, más o menos, cuántos mundiales más de fútbol vas a poder ver, desde este planeta, claro...

*Perdés el laburo, conseguís otro, y todo siempre es un volver a empezar, y seguir buscando, porque ya sabés que en la vida no te podés terminar de acomodar nunca, que todo es cambio y fluir permanente. Mejor ir con la corriente, dejarse sorprender hasta por lo que puede parecer el fin del mundo, porque como mi esposo dice, "la guita siempre aparece de algún lado"... (¡Él lo dice muy groseramente para ser citado!)

*Tenés hijos más grandes, y descubrís que los problemas también son más grandes, porque también vos sos más grande, y tus viejos, si tenés la enorme dicha de tenerlos, son más grandes: pero ya estás grande, y tu resiliencia es tan grande que puede con lo que venga... Y la de él (como ya les conté el Día del Trabajo), es enorme...

*Te das cuenta de que a los 20 eras lindo, a los 30, eras interesante, y ahora sos como un buen vino añejado, y no hay con qué darle al buen vino añejo...

*Ya te resignaste a los vaivenes emocionales de tu mujer, tu mamá, tu suegra y tus cuñadas, y a los chisporroteos entre ellas, donde siempre terminás ligándola vos, sin comerla ni beberla, y todavía te quedan los de tus hijas y tus sobrinas...

*Ya no te interesa lavar el auto todos los domingos, porque sabés que es "la ley de Murphy": cuando lavás el auto el domingo, el lunes llueve...

*Como dicen por ahí, "la vida empieza a los cuarenta", porque ya empezás a pensar en que un día se va a acabar. Entonces, no te perdés ninguna oportunidad de reírte, de comer lo que te gusta a pesar del colesterol (ya que los kilos de más no son un problema para este tipo, que en lugar de UNA tiene DOS tiroides, muy a mi pesar...), de cantar aunque tengas un toscano en la oreja, de bailar aunque tengas menos onda que un renglón (frase de él), y escuchar la música que a VOS te gusta, no la música que los que dicen entender de música opinan que hay que escuchar...

*Lo mismo te pasa con los libros: se te da por volver a leer libros que pensaste que no ibas a volver a leer, y por dejar otros que compraste todo entusiasmado, pero que, simplemente, no te gustan, por más recomendación con la que hayan llegado a tus manos...

*Lo mismo te pasa con las pinturas y con el arte en general: un dibujo de tu hijo o de tu hija te gusta mucho más para enmarcar que una obra de arte moderno. Así y todo, morís por volver a los museos que tuviste la fortuna de visitar en los 90, y de ir a los que te quedaron en el tintero, para pasarte días enteros viendo las pinturas que ahora sí sabes que te gustan, y sin un guía que te las explique...

*Lo mismo te pasa con las películas. Te importa un bledo lo que digan los críticos: pones la película en tu DVD, o te sentás a verla en el cine, las pocas veces que te das el lujo de ir, y si a los cinco o diez minutos intercambiás miradas con tu mujer, te levantás y te vas a dormir contento.

*Hablando de dormir, entendés por fin que la noche se hizo para dormir, porque hasta esas cosas lindas que hacías de noche te salen mejor de día, y trasnochar sólo te aporta acidez e insomnio.Te haces un bicho diurno.

 *Y el insomnio ya es un viejo conocido, porque vivís en una ciudad llena de ruidos, de inseguridad, de stress e insatisfacción; y tus hijos aún no tan grandes tienen pesadillas que te desvelan igual que tus propias pesadillas diurnas; y los hijos que ya están un poco más grandes empiezan a salir de noche, y hasta que no los traés a su camita calentita en casita, no te podés dormir en paz.

*Estás repodrido de hacer de maestro de apoyo escolar de tus hijos aún pagando la cuota de un privado religiosamente todos los meses, de ir a actos escolares y reuniones, y de matarte con otros padres babosos para sacar tantas fotos que sabés positivamente que nunca tendrás tiempo ni ganas de mirar, por el exceso, y porque el tiempo y el crecimiento de tus hijos y el propio, afortunadamente, no se congela en fotos: ¡ya lo sabés! Más vale mirar más con tus ojos, y no a través de la lente de una cámara digital  que llevás al cole de los chicos para ver quién la tiene más larga, y tratar de guardar todo en el ojo de tu mente y en el latido de tu corazón...

*Hablando de "gadgets", por fin entendés que el celular lo querés nada más que para hacer llamadas y mayormente mandar mensajes. Entonces, cuando tu hijo adolescente te dice que lo que tenés es una porquería, le contestás siempre lo mismo:"Yo no lo quiero para que también me haga café". Y seguís usando el mismo noble dinosaurio...

*Como dicen en la última y muy buena película  de Woody Allen, "Si la cosa funciona" ("Whatever Works"), los clichés sirven para explicar muchas cosas, pero ya perdiste el interés por explicarlas, y te interesa más vivirlas plenamente...

*Te dás cuenta de que, cada vez que hablás con Dios, es para agradecerle mucho más que para pedirle, aunque sigas siendo un pedigüeño incurable...

*Y con esta voy a quedar mal con la familia, pero cuando cumplís más de cuarenta, la mejor forma de celebrar sería la más silenciosa y solitaria posible, aunque sea por una horas, en un lugar al aire libre, bajo los árboles, cerca del río, "apretando el botón de pausa" como el personaje de Depardieu en "Mis tardes con Margueritte", para pensar sobre los muchos motivos que tenés para celebrar; y uno entiende igual que todos te quieren venir a saludar porque te aman, y que ellos son el principal motivo que tenés para celebrar...

*Y sobre todo, para concluir, ya sabés que la vida es bella por los años que la viviste, por todo lo que te dieron y te negaron los que te aman y el resto, y por todo lo que aprendiste para llegar a descubrirlo por vos mismo.

   Esta lista está definitivamente inconclusa: quien quiera seguir aportando razones por las cuáles es hermoso cumplir 43 pirulos, es más que bienvenido, porque también se descubre a esta edad que ...
Lo mejor de la vida está en el compartir.

¡Feliz Cumpleaños, Amor!


Te desea: A boca de jarro ...
 ("¡Cállenla, cállenla, cállenla!")

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